miércoles, 31 de octubre de 2012

CONOCER EL PARKINSON

La Enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad que afecta al sistema nervioso en el área encargada de coordinar la actividad, el tono muscular y los movimientos. Esta alteración neurodegenerativa es de causa desconocida y de curso crónico, progresivo e irreversible. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente.

La EP se manifiesta cuando unas células en el área del cerebro, denominada “sustancia negra”, comienzan a funcionar mal y mueren. Estas células son las responsables de producir una sustancia llamada “dopamina”. La dopamina es un neurotransmisor, o mensajero químico, que envía información a las zonas del cerebro que controlan el movimiento y la coordinación. Como resultado, el afectado es incapaz de controlar sus movimientos. Para la mayoría, este proceso lleva a los síntomas motores de la EP: temblor, rigidez y lentitud de movimiento. En algunos casos avanzados, la enfermedad se extiende más allá del sistema motor dopaminérgico provocando síntomas emocionales y cognitivos. Las causas de la aparición de la EP son desconocidas y pueden diferir de una persona a otra.



Cuando los niveles de dopamina disminuyen, las neuronas en esa parte del cerebro no pueden enviar mensajes apropiadamente, llevando a la pérdida de la función muscular, por lo que la persona no es capaz de iniciar ni de controlar sus movimientos de manera normal, originándose los síntomas motores de la Enfermedad de Parkinson:

·         Temblor en reposo: en las etapas iniciales de la enfermedad aparecen ligeros temblores en la mano, en el pie o en un costado del cuerpo y suelen aparecer cuando los músculos se encuentran relajados. Cuando la persona inicia una acción, el temblor suele detenerse, aunque bajo síntomas de estrés o excitación el temblor puede incrementarse. A medida que la enfermedad avanza, el temblor suele difundirse con frecuencia al otro lado del cuerpo. A pesar de que el temblor es la señal externa más notoria de la enfermedad, no todas las personas que padecen la EP desarrollan temblores.

·         Rigidez:  resistencia o falta de flexibilidad para mover pasivamente las extremidades. Se presenta, al estirar la extremidad afectada, el signo de la “rueda dentada” (como si dentro de la articulación existiese un piñón). Debido a la rigidez progresiva que sufre los músculos, el enfermo va adquiriendo una postura envarada y echada hacia delante, y su rostro pierde expresividad por el deficiente movimiento de los músculos faciales.
·         Bradiscinesia: significa “movimiento lento”. Los afectados con este síntoma también pueden experimentar dificultades para realizar movimientos completos, dificultades para iniciar movimientos y ceses abruptos de un movimiento en progreso. Las consecuencias de la bradicinesia suponen a los pacientes de párkinson la dificultad para realizar funciones cotidianas, tales como: abotonarse una camisa, cortar alimentos o cepillarse los dientes.

·         Inestabilidad postural: inestabilidad y trastornos del equilibrio cuando están de pie, lo que puede provocarles caídas con gran facilidad. Estos problemas de equilibrio y coordinación suelen aparecer en estados avanzados de la EP.

·          Discinesias: son movimientos involuntarios provocados por los medicamentos dopaminérgicos que suelen aparecer con el avance de la Enfermedad de Parkinson. Aparecen con mayor intensidad en el lado del cuerpo más afectado del enfermo, llegando a afectar a cuello, cara y tronco. La intensidad de estos movimientos varía de un individuo a otro, desde una intensidad leve, apenas apreciable, a sacudidas que provocan grandes molestias en los afectados.

Durante el desarrollo de la enfermedad, los síntomas pueden extenderse más allá del sistema dopaminérgico involucrando otros sistemas cerebrales y provocando así alteraciones emocionales, cognitivas, sensoriales, gastrointestinales... Estos síntomas no motores pueden ser muy variados y dependerán de la evolución y el tratamiento del paciente: ansiedad, depresión, irritabilidad, lentitud de pensamiento, problemas de memoria, hormigueo, dolor...

La EP es una enfermedad progresiva que avanza lentamente y cuyo tratamiento va dirigido a suprimir o atenuar los síntomas para que el paciente esté funcional el mayor tiempo posible. Atendiendo a la clasificación de Hoehn & Yahr podemos diferenciar  5 estadíos diferentes:

·         Estadío I: se caracteriza porque el paciente mantiene aún una expresión facial normal y postura erecta. En ocasiones pueden tener temblores en una extremidad y dificultades de movilidad fina. Al caminar pueden arrastrar un poco los pies e incluso una disminución del braceo. Además, pueden experimentar rigidez y discinesia.

·         Estadío II: las expresiones faciales comienzan a sufrir alteraciones y se produce una disminución del parpadeo. La postura que adoptan suele ser ligeramente encorvada y la realización de las actividades de la vida diaria comienza a ralentizarse. Además, todos estos síntomas suelen ir acompañados de episodios depresivos y posibles efectos secundarios de los medicamentos.

·         Estadíos III y IV: los síntomas comienzan a agravarse apareciendo ya grandes dificultades para caminar y mantener el equilibrio, lo que provoca caídas y dificultad para girar o pararse. La sensación de fatiga y los dolores se acrecientan y comienzan a reconocerse dificultades comunicativas. Por otro lado, surgen síntomas de disfunción autonómica y de relación con los fármacos, discinesias y problemas conductuales (insomnio, alucinaciones, cuadros confusionales).

·         Estadío V: el enfermo se convierte ya en una persona totalmente dependiente. Gran parte del tiempo debe permanecer sentado o en la cama y los trastornos del lenguaje se acentúan. Además, suelen desarrollar contracturas y tienen muchas posibilidades de sufrir úlceras de decúbito.

Hasta la fecha, y a pesar de los grandes esfuerzos en investigación, la causa de la EP es desconocida. La existencia de datos etiológicos de la EP es muy limitada, aunque siempre se han considerado como condicionantes del desarrollo de la enfermedad factores como el envejecimiento, la exposición a tóxicos ambientales, factores genéticos y las condiciones metabólicas del organismo que interactúan entre sí.

Fuente: http://www.imsersomayores.csic.es/documentos/documentos/fep-clavesparkinson-01.pdf

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